jueves, 28 de enero de 2016

Silvio Rodríguez y una nueva cita conmovedora en Buenos Aires

Publicada el 20 de noviembre de 2011 en Raíces del Folklore y en Boletín Folklore.

Ante un un estadio de Ferro repleto Silvio Rodríguez brindó en Buenos Aires un recital que duro más de tres horas y, de esta manera, cerró su gira por Argentina que incluyó previamente las ciudades de Córdoba y Rosario. Ante la multitud que llegó a Caballito, el trovador cubano ofreció un amplio repertorio de canciones que fueron desde las más recientes a las más antiguas y conocidas.

Para describir lo que genera Silvio Rodríguez en el público argentino basta dar un vistazo a las gradas. Lo primero que se observa son seres humanos de todas las edades, generaciones y generaciones unidas en torno a la figura del cubano. Los más jóvenes están atentos, muchos de ellos tal vez por primera vez que presencian un recital en vivo y lo sienten como un momento histórico. Lo más grandes, quizá ya lo han visto en varias ocasiones y las recuerdan, se despierta la sensibilidad de las fibras más íntimas de personas ya calvas o canosas que rejuvenecen, vuelven en el tiempo, corean, gritan, lagrimean y cuentan de cuando es tal canción o tal otra.

La atención hacia el espectáculo no decae en ningún momento, en tiempos de fast foods, urgencias, momentos efímeros y palabras vacías mantener la concentración tres horas y media puede ser una eternidad, pero no lo es y sabe a poco y por eso hay más cuando el recital termina y tras el reclamo de bises Silvio se va y vuelve cinco veces ante un público que parece que no se quiere ir nunca y que Silvio Rodríguez comprende, disfruta y generosamente complace.

Tras la presentación de varias canciones de "Segunda cita" disco editado el año pasado por Silvio con las que abrió la actuación, llegó el repaso de sus temas más conocidos y el estallido de la gente: "Ojalá", "Óleo de una mujer con sombrero", "Playa Girón", "La maza", "Sueño con serpientes", "Te doy una canción", "Mi unicornio azul" y muchas más. Canciones universales, que perduran firmes en el tiempo y soportan los cambios de época y atraviesan ese raro destino de las canciones elegidas por el pueblo, esas que una vez soltadas al viento por su cantautor transcurren ese camino que las hace inmortales y que ante los primeros acordes en vivo provocan ovaciones y momentos vibrantes en los presentes.

Con músicos jóvenes y de una calidad sublime el recital tuvo su fuerza en las canciones. Pocas veces habló Silvio, lo hizo para presentar a su amigo Amaury Ponce a quién cedió el escenario para que interprete tres canciones. Lo hizo para responder al "Viva Cuba" que salia de la gente con un "Viva Argentina". También, y como lo viene haciendo desde hace tiempo, reclamó por la libertad de los cinco cubanos injustamente presos en EE.UU. e interpretar en honor a ellos "Canción del elegido". Y también para dedicar una canción a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo (Todavía cantamos) y para invitar a su autor, Víctor Heredia, a que la cante con él.

Silvio Rodríguez, siempre constante y consecuente fue sobre el escenario porteño lo que toda su vida: un trovador gigante de Nuestramérica que lucha, sueña y ama como sus canciones.

Por Pablito Piris
Foto: Télam

sábado, 16 de enero de 2016

Martín Fierro: el espejismo del ser nacional

Publicado en Litolítica, el último día del 2015 (31/12): http://litolitica.com/2015/12/31/martin-fierro-el-espejismo-del-ser-nacional/?blogsub=confirming#subscribe-blog

Durante el mes de mayo de 1913 el escritor Leopoldo Lugones dictó en el Teatro Odeón una serie de conferencias frente a la élite porteña que tres años después quedarían registradas en el libro “El payador”. En estas conferencias Lugones instauró al gaucho como arquetipo del ser nacional y al Martín Fierro de José Hernández como el poema épico nacional. Desde el vamos el Martín Fierro fue un escrito netamente político, tanto El gaucho Martín Fierro publicado en 1872 como “La vuelta” de 1879. Es necesario hacer un breve repaso de todas las operaciones políticas que hubo alrededor del poema, desde su publicación, hasta su instauración como poema épico nacional en 1913.

EL GAUCHO MARTÍN FIERRO Y LA VUELTA

Antes de insertarnos en las operaciones que instalaron al Martín Fierro como poema épico nacional, por una cuestión de orden, veamos brevemente el contexto en el que se publicó el Martín Fierro. “El gaucho Martín Fierro” se publicó en 1872, José Hernández, su autor, durante la presidencia de Sarmiento ejerció sistemáticamente la oposición, influenciado por Juan Bautista Alberdi, se pronunció en contra del servicio de fronteras.

En 1871 Hernández participó en la “rebelión federal” dirigida por Ricardo López Jordán en Entre Ríos, luego de la derrota se exilió en Brasil. Hernández se oponía a la idea sarmientina de que había que prescindir de los gauchos y exterminarlos, se oponía a incluirlos dentro de “la barbarie”. En 1872, Hernández volvió al país con el compromiso de no ejercer el periodismo, ese año publicó “El gaucho Martín Fierro”.

El filósofo y escritor José Pablo Feinmann opina que “El gaucho Martín Fierro” no es el poema de la rebelión gauchesca como se cree (afirma que paradójicamente es el “Facundo” el texto de la rebelión gauchesca), sino que relata la “pena de los gauchos”. “El gaucho Martín Fierro” comienza narrando su “pena extraordinaria”, su pena es haber sido reclutado para ir a pelear en la frontera con los indios y haber sufrido el arrebato de sus propiedades, su mujer y sus hijos. Además, como lo describen todos los análisis del poema, en el mismo se narra los sufrimientos y las injusticias por las que debe pasar el gaucho en su servicio en la frontera, a la vez que destaca el valor del gaucho. Todo esto tiene un claro objetivo, mostrar que el gaucho no debe ser enviado a la frontera  a morir en la lucha con los indios, que los gauchos deben ser incluidos (como mano de obra) en el sistema productivo, que nadie mejor que ellos para trabajar las tierras y las estancias. Hernández se opone a la idea de poblar el país con inmigrantes norteamericanos y europeos, porque “los gringos no saben ni montar un pingo”, tal como lo manifiesta en el poema. Hernández ridiculiza en el poema a los inmigrantes que Sarmiento defiende. Claro que ambos coinciden en poner del lado de la “barbarie” a los indios y a los negros.

Las intenciones de Hernández con este poema eran concientizar a las clases dominantes, a los intelectuales de su época, de que el gaucho era mucho más productivo trabajando en las estancias que muriendo en la frontera. De hecho, José Hernández escribe el poema pensando en lectores cultos, creyendo que lo leerían los intelectuales y los políticos de su época, sin embargo el Martín Fierro tuvo un gran arraigo entre los gauchos, estos se veían identificados con el héroe del poema y era recitado en todas las pulperías. Tengamos en cuenta este dato para cuando nos refiramos a “La vuelta del Martín Fierro”. Cabe aclarar que la literatura gauchesca siempre fue escrita por autores “doctos”, desde los “Cielitos patrióticos” de Bartolomé Hidalgo, pasando por Hilario Ascasubi, Luis Pérez, el Padre Castañeda, Estanislao del Campo, todos ellos hablaron en primera persona tratando de imitar el habla gaucha, todos ellos hablaron para el gaucho, sin serlo, con lo cual, desde sus orígenes la literatura gauchesca fue una herramienta de las clases dominantes para hablarle a “las masas” (para profundizar en este punto recomendamos el libro de Josefina Ludmer: El género gauchesco un tratado sobre la Patria). De hecho los gauchos, imitaban el lenguaje de los poemas escritos por los cultos en “lengua gauchesca” (ver El Martín Fierro de Jorge Luis Borges). Hernández, heredó todo este aparato, y aunque quiso llamar la atención de los intelectuales más que la de los gauchos, ocurrió lo contrario.

La vuelta del Martín Fierro se publicó en 1879, para ese entonces José Hernández era diputado por el Partido Autonomista y adhería a las ideas del presidente Nicolás Avellaneda (ya en 1875 se había pronunciado por su candidatura y en contra de la de Bartolomé Mitre). Por ello, entre el Martín Fierro y La vuelta, hay un giro ideológico importante. El gaucho ya había sido incorporado como mano de obra en las estancias, recordemos que los Hernández eran estancieros, es por eso que “La vuelta del Martín Fierro” es el poema de los consejos. Fierro encuentra a su hijo y al hijo de Cruz y le da una serie de consejos que son bastante distantes de aquel gaucho desertor y corajudo de la ida. Algunos de los consejos del Martín Fierro son: “hacete amigo del juez”, “debe trabajar el hombre para ganarse su pan”, el afamado y nunca bien utilizado “los hermanos sean unidos/ porque esa es la ley primera/ porque si entre ellos pelean/ los devoran los de ajuera”, o (anticipándose a las épocas más oscuras de nuestro país) el consejo final de “sepan que olvidar lo malo/ también es tener memoria”.

Tengamos en cuenta, que en la publicación de 1872 Hernández había escrito para los cultos, pero tuvo una gran repercusión entre los gauchos. En 1879, José Hernández sabía que su público (no lectores porque pocos sabían leer, el poema se transmitía de manera oral en los fogones) era el de los gauchos, gauchos que ya no existían en la forma en que Sarmiento los había descripto en el Facundo, estos gauchos ahora eran peones de estancia, con lo cual, Hernández escribió esta serie de consejos moralistas a los peones de estancia.

EL MITO FUNDACIONAL Y EL HÉROE GAUCHO

Durante los años anteriores al Centenario, el Martín Fierro era leído, las campañas de alfabetización y la escolarización por medio de la ley de educación de 1884, habían generado un campo para un público lector, sin embargo era un texto más, no era el “poema épico nacional” que sería después de 1913.

Los intelectuales del Centenario, Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, entre ellos, se enfrentaban a un problema que los liberales positivistas del ’80 no habían previsto. El fomento de la inmigración hizo que llegaran al país inmigrantes europeos que escapaban de las guerras, la pobreza y las persecuciones políticas en Europa. Lejos de ir a poblar el desierto, tal como era el plan original, muchos de ellos se instalaron en las ciudades. Estos inmigrantes no eran los que esperaban con las puertas abiertas, con muchos de ellos llegaron a nuestro territorio las reivindicaciones obreras, puesto que muchos de ellos eran anarquistas y socialistas, sin dudas este tipo de inmigración “indeseable” fue un “error de cálculo” de los liberales.

Por ello, para los intelectuales del Centenario, el desafío fue crear una “identidad nacional”. Influenciados por las ideas “arielistas” (ver “Ariel” del escritor uruguayo Enrique Rodó) en el cual aparece la idea de un hombre latinoamericano opuesto al cosmopolitismo estadounidense; las ideas nacionalistas que estaban en auge en toda Europa y una vuelta al hispanismo (que había sido desdeñado por sus antecesores), los intelectuales del Centenario comenzaron a bogar por encontrar la “esencia del ser nacional”. Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones fueron las figuras más destacadas de este proceso (para este punto nos basamos y recomendamos leer el ensayo de Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano: La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida literaria y temas ideológicos, publicado en Hispamérica N°25-26, 1980). En la Universidad se funda la carrera de Letras y el director es Ricardo Rojas, proveniente de la burguesía de Santiago del Estero, este mismo escritor publica la primera “Historia de la Literatura argentina” y escribe algunos libros como “Eurindia”, en los cuales proclama que en el interior de nuestro país debemos buscar la “esencia del ser nacional”, en su pureza que no está contaminada por el cosmopolitismo porteño (léase por las ideas subversivas de los inmigrantes anarquistas y socialistas). Pero sin dudas, el gran operador es Leopoldo Lugones.

En 1913, Leopoldo Lugones, frente a la élite y la clase dirigente porteña dicta una serie de conferencias en las cuales determina qué es “ser argentino” y qué no. Ahí, es donde elige como figura central al gaucho y por ende como héroe nacional al Martín Fierro. Es el Martín Fierro el que simbólicamente viene a combatir contra esos inmigrantes indeseados. Toda su fundamentación por la cual instaura al Martín Fierro como poema épico nacional surge de esas conferencias, que se publicarían en 1916 en su libro El payador.

 Es en ese entonces y tras esa operación política por la que el poema de Hernández toma la dimensión épica que hoy conocemos. Sólo por citar algunos pocos ejemplos, en ese libro manifiesta que “El gaucho fue el único civilizador de la Pampa”, asimismo trata de describir “el modo en que empezó a formarse la sub-raza de transición tipificada por el gaucho”, y narra las proezas del gaucho en la guerra de la independencia y la guerra civil: “La guerra de la independencia que nos emancipó; la guerra civil que nos constituyó; la guerra con los indios que suprimió la barbarie en la totalidad del territorio…” Leopoldo Lugones, pone al gaucho como hijo del español y de la pampa (el negro y el indio, siempre quedan fuera de la construcción del ser nacional, siguen siendo la barbarie) y defiende que el gaucho murió peleando por la libertad y la civilización, por tanto el país le debe un reconocimiento al gaucho extinto, es el gaucho el arquetipo del “ser nacional” que se estaba buscando, ahí hay que encontrar nuestra esencia y por ello, el Martín Fierro (que además ensalza su virtudes literarias comparándolo con los poemas homéricos y con todos los poemas épicos del mundo) es nuestro héroe nacional, es el que viene a combatir “espiritualmente” contra la contaminación que produjo la inmigración,

 En la conformación de la identidad nacional era necesario encontrar un héroe que resuma el espíritu del “ser nacional”, alguien que no sea un peligro, si antes la barbarie eran los gauchos y la civilización vendría con la inmigración, ahora que el gaucho como tal dejó de existir y ya no es un peligro pero en cambio la inmigración y sobre todo sus ideas sí lo son, cambia la configuración “civilización-barbarie”, el valor ahora está puesto en la “pureza” de la gente del campo, pureza que como citamos antes fundó la Patria y esta le debe un homenaje y ese homenaje es instaurarlo como arquetipo nacional, arquetipo que combata la impureza del inmigrante, es por eso que Lugones supo encontrar ese héroe que fundamente el mito fundacional de la identidad argentina en el Martín Fierro y en el poema de José Hernández “nuestro poema épico nacional”.


Por Pablo Piris

Hernán Gamboa: "Sigo trabajando en pos de la cultura de mi país y Latinoamérica esté donde esté"

Nota realizada vía correo electrónico en mayo de 2012, publicada en "Raíces del folklore" el 9 de mayo de 2012. Rescatada del sitio oficial de Hernán Gamboa: http://www.hernangamboa.com.ar/

El reconocido cuatrista venezolano Hernán Gamboa presentará su disco más reciente: “Uniendo Mundos”. En este trabajo el músico aborda desde su instrumento canciones típicas de todas las latitudes del mundo, desde canciones venezolanas, hasta canciones chinas, israelíes, africanas o griegas, pasando por supuesto por toda Latinoamérica. En esta nota Hernán Gamboa habla de dicho álbum y repasa su extensa trayectoria.

Al referirse a Hernán Gamboa la asociación con el cuatro venezolano es instantánea, de hecho en su país fue bautizado como “El Cuatro de Venezuela”. Para algún desprevenido, repasaremos brevemente su trayectoria. Nacido en Santo Tomé, estado de Anzoátegui en el oriente de Venezuela en junio de 1946, desde muy temprana edad se destacó en la ejecución del cuatro. A los 14 años creó su técnica de ejecución, la cual ha hecho escuela, “el rasgapunteo”. Luego de transitar y actuar con los más reconocidos músicos de su país, a los 24 años (en 1970) funda el recordado conjunto “Serenata Guayanesa”. Gracias a esta agrupación comenzó a  recorrer el mundo y continuando como solista llevó el cuatro a más de 60 países del mundo entero. Cerca de cincuenta discos grabados y doscientas composiciones dan testimonio de todo el trabajo de Hernán Gamboa.  

Este año Hernán Gambo lanzó “Uniendo mundos”, una síntesis de todos esos viajes por el mundo expresada a través de su cuatro. Como no podía ser de otra manera, este venezolano que vive en el barrio de Belgrano, difundirá este trabajo en Argentina, siendo una de sus primeras presentaciones el jueves 10 de mayo en el bar 36 Billares.

- "Uniendo mundos" es una propuesta universal ¿Cómo nace la idea de grabar un disco que musicalmente recorre todo el mundo?
Básicamente Uniendo Mundos es un compendio de mis vivencias alrededor del Mundo. Las canciones contenidas allí, primero las toqué y las canté en la gran mayoría de esos países, como rindiéndole un tributo al país donde iba a dar mis conciertos. Luego se me ocurrió grabarlas por la receptividad que tuvieron en su momento. De allí nace Uniendo Mundos.

- ¿Qué puntos en común encuentra Ud. entre la música de los distintos continentes?
El elemento común es el sentimiento. Claro está que cada pueblo tiene su manera de expresarse influido por la geografía y la luz, ya que mayormente en los países Tropicales la música es más alegre y vivaz. El frío tiende a deprimir. Por ejemplo “La Ultima Curda” es un tango con un contenido melancólico, como son en general todos los tangos. Sin embargo esa Curda en Venezuela que es llamada “Pea” es un jolgorio o como decimos allá una parranda. Hay una canción muy popular y muy alegre que versa así: 

“Ahhh!! Cuerpo cobarde, como se menea, yo cargo una pena, que Dios me la guarde.”

- ¿Cómo se hizo para seleccionar las obras que finalmente quedaron plasmadas en el disco? ¿Qué fue lo que priorizó? 
Como te decía en la primera pregunta esas canciones las interpreté antes de grabarlas en los países de origen. Por supuesto que consideré muy importante las tonalidades del instrumento, que se adaptaran a mi técnica de ejecución.
- Tiene más de 50 discos grabados ¿Cuál es la particularidad de "Uniendo mundos"?, es decir ¿qué lo hace diferente a los otros?
El repertorio es lo que lo diferencia de los demás. Tengo discos grabados de música venezolana, de tangos, para los niños, valses, discos con sinfónicas, discos con otros amigos. Y cada uno tiene sus características propias.

- Se hizo muy conocido por su particular forma de ejecutar el cuatro con el "rasgapunteo", ¿Se ha puesto a pensar alguna vez todo lo que influenció esta técnica en las generaciones posteriores que abordaron este instrumento?
La verdad es que cuando crée la técnica a mis 14 años, JAMÁS, imaginé el tremendo impacto y la gran trascendencia que ha llegado a tener esta técnica que ya es una escuela para el instrumento. Hay montones de jóvenes seguidores de mi rasgapunteo no solo en Venezuela sino también en otros países, fundamentalmente en Colombia. Para mi ver hoy en día todo ese movimiento que se ha generado en torno a esta técnica me llena de orgullo y de satisfacción porque he sembrado una huella. Y como digo siempre no he arado en el mar.

¿Qué cuatristas puede destacar hoy entre los mejores?
De los jóvenes cuatristas destacados, tendría que comenzar por mi familia, mi hermano menor Noel Gamboa y mi hijo mayor Hernán José.
Fuera de mi familia el más destacado es Cheo Hurtado, que es mi ahijado pues soy su padrino de bautismo. Luego jóvenes como Jorge Glem, Carlos Capacho y tantos otros no menos importantes.

- Ha recorrido el mundo, ¿El cuatro es un instrumento que de a poco va ganando lugar entre las formaciones o aún es desconocido en algunos rincones del mundo?
La verdad es que sigue siendo un instrumento poco conocido, no tiene todavía la popularidad de la guitarra por ejemplo. A pesar de que yo me he encargado de difundirlo en más de 60 países.
Con gran alegría descubro aquí en Argentina que hay mucha gente joven que toca el cuatro, inclusive Luthiers como Eduardo Fioravanti que es muy bueno haciendo cuatros.
Sin embargo tendría que acotar que mis discos que se han editado en muchos países, lógicamente contribuyen a la difusión del instrumento.

- ¿Qué es lo que encuentra de bonito en Buenos Aires y en la Argentina?
La Ciudad de Buenos Aires es una de las más hermosas ciudades que conozco, pero además es la UNICA ciudad del mundo que tiene una oferta Cultural tan diversa e importante constantemente. Pasa lo mismo en el interior del país. La gente aquí disfruta de salir a los teatros, a ver espectáculos, a escuchar música.
Me encanta caminar por Buenos Aires, principalmente por Belgrano que es donde vivo, es una ciudad sorprendente y cautivante. En eso coincido con mi gran amigo Facundo Cabral, que las dos ciudades más bellas que conocemos son Buenos Aires y Washington DC.
En cuanto al país conozco muchos lugares del interior pues he hecho varias giras y en todas partes hay algo atractivo que ver y sobre todo la gente. En ese sentido me recuerda mucho a Venezuela por la diversidad de paisajes que tienen ambos países: Playas, montañas, nieve, desiertos, etc.

- ¿Cómo ve la música argentina de hoy? ¿Qué artistas destaca de nuestro país?
Destacar un grupo de artistas argentinos seria injusto, hay tantos tan buenos que la lista seria interminable. Sin embargo a mi desde hace 40 años me impactaron aquellos primeros discos que llegaron a mis manos en Venezuela donde figuraban Mercedes Sosa, Eduardo Falú, Ariel Ramírez, Los Fronterizos, Los Quilla Huasi, Las Voces Blancas, Los Chalchaleros, Jaime Torres, Ramón Navarro, Susana Rinaldi, Aníbal Troilo, El Polaco Goyeneche, Astor Piazzolla, mi amiga Eladia Blázquez la Gran Cantora de Buenos Aires, María Elena Walsh, y por supuesto desde mi niñez Carlos Gardel, Libertad Lamarque y Julio Sosa.
En cuanto al Rock, Luis Alberto Spinetta es uno de los grandes, admiro su poesía y la riqueza de sus armonías, Charly García siempre admiré su virtuosismo en el piano y su conocimiento musical, Litto Nebbia, Pedro Aznar y Pappo Napolitano. León Gieco es otro grande, con quien actué en Caracas y aquí en Buenos Aires.
Por ejemplo Lito Vítale es un virtuoso superdotado del piano, alguien a quien los argentinos deben tenerle mucha consideración. La junta Vitale, Baraj, González fue tremendamente buena, lo mismo que la junta con Baglietto.
Hace poco conocí a un joven virtuoso del Charango con un estilo muy particular, que se llama Rubén Segovia excelente también.
Son tantos y tan variados los músicos buenos argentinos que me resulta difícil y es una pena no mencionarlos a todos.

- ¿Y de Venezuela a quiénes puede destacar?
De los músicos destacados, Antonio Lauro es el venezolano mas universal, Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Aldemaro Romero, Juan Vicente Torrealba, Simón Díaz, Cecilia Todd, Soledad Bravo, José Antonio Abreu creador del Sistema de orquestas juveniles de Venezuela, Gustavo Dudamel, Eduardo Marturet venezolano actual Director de la Orquesta Sinfónica de Miami.
Tal como sucede en Argentina es muy difícil enumerar tantos y tantos talentos que hay en Venezuela

- Aunque en este disco recorra todo el mundo con su música, siempre lleva muy presente a Venezuela ¿qué es lo que más extraña de su tierra?
Ayyyy mi amigo, en primer lugar su gente. Por supuesto mi familia. A pesar de que estoy casado con una argentina tengo la suerte de que ella quiere tanto a Venezuela como a Argentina, la siente, la llora y la extraña tanto como yo y me prepara toda la comida venezolana, así que por ese lado no extraño tanto, aunque hay algunos productos que no se consiguen aquí.
Como yo digo siempre Venezuela anda en mis cuatro cuerdas, en mi canto, en mi poesía y en mi corazón.
Y le diría como dice la canción de dos españoles Herrero y Armenteros “Venezuela”: “Y si un día tengo que naufragar y el tifón rompe mis velas, enterrad mi cuerpo cerca del mar, en Venezuela…”

- Tiene una extensa y reconocida trayectoria... si hace una pausa en el presente y mira hacia atrás ¿qué es lo que puede decir de usted mismo y de su camino recorrido?
Que he trabajando tanto por la cultura y la educación de mi país. Solamente le podría mencionar:
30 años como profesor de Biología y Química.
10 años como Diplomático
Más de 60 países recorridos
Discos dedicados a los niños, al Libertador Simón Bolívar, más de 50 discos grabados.
40 Poetas musicalizados por mi tanto venezolanos como Latinoamericanos.
Lo mas interesante de todo esto es que todavía no estoy cansando y sigo trabajando en pos de la cultura de mi país y Latinoamericana esté donde esté. Ese es y ha sido siempre será mi norte.


Por Pablo Piris